martes, 19 de abril de 2016

"Las locas" y el problema de la desigualdad

Muchas veces, y por muy paradójico que suene, leer nos arruina el día. Sí, es así, ya que cuando un periódico de la “talla” de El País (y pongo talla entre comillas porque el periodismo de ventas masivas se basa tanto en matar a Chávez como detonar a IU antes de tiempo), se dedica a hacer comentarios sobre las víctimas de la violencia psicológica de género, tratándolas de “locas”. Sin embargo, quizás haya que profundizar un poco más sobre quién es “la loca” aquí. A lo largo de la historia, han sido muchas las mujeres internadas en contra de su voluntad en centros psiquiátricos. No obstante, nunca es oro todo lo que reluce y debemos entender cuales son las condiciones reales del sistema psiquiátrico español, que muchas veces ha ido de la mano del fantasma del patriarcado. El sistema de salud mental no nace hasta principios del S XX. Hasta entonces solo existía una red de cárceles y manicomios donde encerraban a “las locas”, personas con problemas psiquiátricos reales o ficticios ya que muchas veces acaban encerradas por no seguir las normas sociales establecidas o por ser víctimas de una violencia de género agresiva para nada condenada en la época. Las “locas” eran identificadas como tales, mujeres sin cordura y por tanto aceptación social encarceladas en contra de su voluntad y sometidas a torturas médicas. Un ejemplo de ello, son los sistemas de contención como las camisas de fuerza, usadas por los primeros “expertos” en psiquiatría. No obstante, con la llegada de la modernidad pujante del S. XX nacen las corrientes de medicina psiquiátrica alternativas denominadas antipsiquiatría con una influencia enorme en las nuevas legislaciones. La opresión de los manicomios termina con su cierre a finales de siglo, y se promueve una ley social que se encargue de estas “enfermas mentales”. Sin embargo, los internamientos innvoluntarios continúan, como reflejo de la cara más violenta de la represión psiquiátrica, aplicando a las mujeres terapias despolitizadas y de carácter individualista que para nada tienen en cuenta factores como el reflejo del sistema patriarcal en las enfermas y mucho menos el sistema capitalista. En definitiva, terapias que se centran en el análisis y diagnóstico de la enfermedad en vez de en las causas, dejando de lado lo social. Por tanto, el sistema de psicología convencional está totalmente al mismo servicio de quien nos enferma, nos etiqueta y nos reprime. Ahora dime ¿Quién es la loca? ¿La mujer víctima del sistema, el propio sistema o los infectos que todavía no habéis despertado del espejismo de la pseudoigualdad?

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